Papi

No soy perfecta. Definitivamente no soy la imagen de la fortaleza hecha mujer, ni un pilar de voluntad que logra abstenerse de hombres que no valen la pena. No soy perfecta. Está claro que malgasto mi tiempo, que demasiadas veces por semana me sumerjo en el sillón amarillo de la sala de mi casa en estado de inercia total, y que me gusta leer los chismes irrelevantes de la vida de los famosos. No soy perfecta.

Podría cocinar más en casa, comer más orgánico, leer el New York Times todos los días en vez de dejar apilar las bolsitas azules en que viene en la entrada de mi casa; podría limpiar más a menudo, pintarme las uñas y usar pulseras. También, me haría bien no desesperarme cuando Amaru actúa de acuerdo a la activa y demandante naturaleza de un niño de dos años; podría ser más fuerte a la hora de prohibirle que duerma conmigo en mi cama.

Sin embargo, mi vida va tomando un ritmo que me gusta; no hago todo lo que puedo, pero hago mucho, y lo que hago lo disfruto, lo saboreo y lo añoro cuando todavía no llega. Siento que he comenzado lentamente a construir la vida que quiero para mi y para Amaru, y estoy dándome cuenta de que sí es posible...eso que dicen de la flor de Loto que nace del fango. Los que conocen mi corazón saben a lo que me refiero.

Desde lejos, siento como la efímera presencia de papi en mi vida me inspira y me motiva a ser una mejor mujer, inteligente como él, divertida como él, sensible como él. Hace poco también descubrí que le gustaba la fotografía; revisité todas las fotos de mi infancia y conocí su sensibilidad y el buen ojo que tenía.

El otro día mientras esperaba el tren, vi a una niña pequeña con los brazos colgados del cuello de su papá, sentada en sus piernas. Todo el cuadro gritaba amor y protección, e inevitablemente me dieron ganas de llorar. A veces me pregunto si me escuchas papi, si me quieres, si has llegado a conocerme desde tu nube remota. No sé si algún día tendré esa certeza, pero siento que mi capacidad de hacer lo mucho que hago habiendo tenido tan poco, proviene de un lugar remoto, ajeno a mí, de tu corazón y tus bellas manos, las cuales acompasadamente me llevan por la vida. Espero que estés orgulloso de mi, de lo lindo que es tu nieto Amaru, y de lo que he logrado hacer, por lo mucho que tu corta vida y eterna presencia me han regalado.

Erikita (como te gustaba llamarme)


Fotos tomadas por Papi