Wednesday, September 7, 2011

Los Tatas




Amaru,

Estás creciendo muy rápido. Me acuerdo como ayer cuando naciste y te llevé a casa por primera vez, en pleno invierno; hace poco te cambiaba los pañales, aprendías a caminar y musitabas tus primeras palabras. No sé en qué momento comenzaste a correr y a articular pensamientos que sobrepasan los esperados para tu edad; tampoco me acuerdo cuando comenzaste a ser tan independiente y a no necesitarme para ir al baño o para ponerte los zapatos.

En tus tres años y medio, han pasado cosas muy hermosas, a las cuales se les van agregando capas y más capas de nuevas vivencias, y en ese proceso aveces se pierden los recuerdos. Comenzé a escribir este blog con la intención de expresar lo que siento en mi corazón como mujer y como tu mamá, y quiero poco a poco irte dejando un legado de recuerdos, en fotos y en palabras, para que cuando gustes, puedas revivir los momentitos de tu infancia que te han hecho quien eres. Hoy quiero hablarte de tus tatas.

Es una suerte enorme crecer con abuelos; me acuerdo claramente de mi abuelito Rafael, a quién tuve hasta los siete años. La última vez que lo vi, estaba muy enfermo y me llamó hacia su habitación regalándome una bolsa llena de monedas. En su delirio, me dijo que había soñado que yo estaba sóla en una calle de Santiago y quería llamar a alguien para que me fuera a buscar, pero no tenía monedas para el teléfono público. Luego entendí cuan precisa metáfora esto era para los momentos subsiguientes en mi vida y la dicha que tuve de tener a mi abuelito, así fuera por sólo siete años.

Desde que estabas creciendo dentro de mí, tu abuela (la Tita Berni), tejía ropa para tu llegada. Te hizo un chalequito blanco y rojo, con notas musicales que dibujó tu papá mientras viajabamos al norte de Chile... y la tita tejía en la carretera. Debo confesar que más de una vez me he comido hasta la mitad de los postres caseros que te manda la tita hechos con tanto amor; la leche asada, el arroz con leche. Desde que eras chico, cuando te sacaba a pasear, las otras mamás siempre me preguntaban que donde compraba tus ropas de invierno, porque en Nueva York son casi inexistentes los hermosos y coloridos tejidos invernales de Chile.

Tu abuelo (el Tata Lupus), luego de ver el primer sonograma tuyo, cuando todavía no sabíamos que sexo eras, hizo un dibujo basado en el sonograma y dijo que te imaginó niño, jugando a la pelota. Cuando tenías dos años y te dió por golpear y tirar tus juguetes, el tata te escribió un cuento, con un personaje llamado Amarón, un niño rebelde que aprendió una lección muy valiosa al ser convertido en muñeco de palo y sentir lo que sentían los juguetes. Sutil y hermosamente, el tata te va introduciendo a su mundo de cultura al saludarte:¡buenas salenas cronopio cronopio!, y al ver El Pibe de Chaplin contigo, luego de lo cual no dejaste de llamarme Mary.

El amor de tus tatas por ti, es inmenso y palpable, aún a la distancia. No sé cuales cosas de tu infancia serán las más memorables para ti, pero quiero que sepas que siempre has sido un regalo hermoso para todos nosotros, desde acá arriba hasta la puntita larga e inferior de este bello continente.

5 comments:

Catalina said...

Erika, que hermoso como plasmas la historia de Amaru y le dejas este registro, estoy segura que cada vez que lo lea te lo agradecerá...
Es impresionante como se va dearrollando nuestro pequeño hombrecito, siempre tan perceptivo y curioso, su existencia es un regalo para todos.

Anabelle said...

Precioso

Richard said...

¡¡Bello, bello bello!! En cierta manera el blog también es como una tribu extendida, al menos del lado de acá de la pantalla. Gracias por compartir esto.

Unknown said...

Yo hasta hoy no habia visto las fotos ni leido esto, y ahora he terminado entre lagrimas. Que dicha tiene el Cacón de la Tia Alex de ser tan querido, aunque no es para menos.

Bernardita Rivera M said...

Erika, que lindas palabras! y es la pura verdad, Amaru está en nuestro corazón todos los días. Gracias por dejar plasmado algunos momentos de la historia, que ciertamente serán un aporte para Amaru en distintos momentos de su vida.
Les echamos de menos!